Hace un año, a mediados de agosto, 7 canciones vieron la luz bajo en nombre de Campoamalia. Para entonces, en lo personal no era mas que un titulo llamativo y bonito para un trabajo discográfico. Sin embargo, teniendo por costumbre indagar sobre el porqué de los álbumes que salen de las bandas que me gustan encontré la referencia histórica que gira alrededor de este disco. Así dejó de ser para mí un álbum que solo agradaba y se convirtió en una narración que confluye dentro de este contexto que encierra a los oyentes como sujetos históricos dentro de un momento y un espacio geográfico especifico.
Según cuenta Daniel, guitarrista de la banda, el hecho de transmitir o contar no se da por medio de las letras únicamente, que hasta el momento no han sido necesarias ni tampoco una prioridad dentro de la construcción de sus composiciones como banda. Aquí, los sonidos se vuelven no solo un canal de transmisión sino también en un mensaje, que deja de estar encasillado dentro de las figuras literarias para entrar en otras dinámicas narrativas que se vuelven complementarias entre sí.
Es decir, lo que se cuenta está girando alrededor de un trabajo compuesto: La portada con el contexto histórico desde el simbolismo, los títulos con las canciones y el álbum con material adicional, como lo es el documental de Bareque Colectivo: Bitacoras de Campo Amalia, dónde conocemos el proceso de grabación en relación con su lugar geográfico. De esta manera la narrativa deja de encerrarse como una figura literaria y se convierte, como lo dice Fredric Jameson en una categoría epistemológica, donde podemos ver, comprender y contar algo sobre nuestras acciones o el mundo que nos rodea, sin la necesidad de acudir a la palabra en sí misma.
Por otro lado, si bien, la afectación estética del individuo determina como recibe el elemento artístico al que se enfrenta, esto no quiere decir que la narrativa del disco se rompa, porque al igual que los libros, que son nuestro referente narrativo inmediato, o al igual que cualquier otra muestra artística, lo único que determina su fin es cómo el espectador la recibe desde su propia vivencia. Bien sea en vivo o en el stream. La forma no muta, lo que muta es el resultado que se da a partir de la visión del otro.
En este caso específicamente, Campoamalia nos muestra una vivencia de lo rural a diferentes escalas, la primera en retrospectiva con la batalla de Santa Barbara (librada en 1862), que se desarrolla no solo en el nombre del álbum sino también en una de sus canciones. La segunda es inmediata que se da en el momento de la grabación. Esta fue dada en Subachoque, y según lo dicho por Daniel y lo que podemos ver en el documental, fue un trabajo casero y de reflexión lejos de lo que la ciudad agitada pueda permear. Y la tercera, es el resultado de esta reflexión que ya no se traslada ni a un evento pasado, ni a un momento reciente sino que se expande a través de diferentes paisajes tanto físicos como sonoros, así lo podemos escuchar por ejemplo en Laguna Grande de la Sierra o en Remanso.
Hermanos Menores de esta manera y con este trabajo se convierte en un portador de historia que no necesita ser narrada bajo la voz de alguien sino que está dirigida desde el sonido y las imágenes. Para concluir, los invito no solo a escuchar el álbum sino también a conocer el trabajo en conjunto de la banda y a escucharlos en vivo para adquirir su propia experiencia de esta narración el día jueves en Disco Jaguar en una edición más de Jueves Tropidelicos.
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